CDMX, MÉXICO.- Jugadores del área metropolitana de París impulsaron a la selección francesa a ganar la Copa del Mundo el verano pasado. Sin Paul Pogba, Kylian Mbappé, Blaise Matuidi y N’Golo Kanté era poco probable que Les Bleus hubiera ganado el torneo.
No es la única zona metropolitana que ha sido la base de los éxitos de una selección nacional: Brasil tiene a Sao Paulo, una vez descrito por Arsene Wenger como la mejor zona de talento del mundo, en Argentina los diversos barrios de Buenos Aires son centros de producción de jugadores, mientras que Londres es esencial para Inglaterra.
Pero ese no es el caso de la Ciudad de México y su área metropolitana. De hecho, la tendencia es que cada vez sean menos los jugadores de la megalópolis que conforman las selecciones nacionales, al menos en el lado masculino.
Según algunas estimaciones es el área metropolitana más grande del hemisferio occidental y la décima más grande del mundo, con una población de casi 23 millones, más de seis veces el total de Uruguay. Si el área fuera un país, sería el número 58 más poblado del mundo, por delante de Chile, los Países Bajos, Ecuador, Grecia y Portugal. Y, como en la mayoría de América Latina, el deporte número uno de México es el fútbol.
Pero ese tamaño e importancia no se reflejan en el número de jugadores de la ciudad y sus alrededores en las últimas convocatorias del Tri.
En el actual plantel Sub-20 que ha sufrido tanto en el Mundial en Polonia hay un jugador (Carlos Gutiérrez) de la Ciudad de México y uno del Estado de México (Roberto de la Rosa) en comparación a los seis de Sinaloa (población de 3 millones) y cinco de Jalisco.
En la convocatoria que ganó el Campeonato Sub-17 de CONCACAF el mes pasado solo Emilio Lara (Atizapán de Zaragoza, Estado de México) de los 20 jugadores era de la megalópolis. En este torneo, más jugadores nacieron y se criaron en los Estados Unidos que en la Ciudad de México y sus alrededores.
Para el Torneo Maurice Revello (Toulon) en Francia solo dos son de la Ciudad de México y sus alrededores.
En esas tres convocatorias recientes, hay 63 jugadores, pero solo tres son de la Ciudad de México, dos del Estado de México y ninguno de los estados vecinos de Puebla, Tlaxcala, Hidalgo y Morelos, a pesar de que siete de los 19 equipos de la Liga MX son de esos estados. En total, el número de jugadores convocados desde la megalópolis es de ocho por ciento, muy por detrás del 25 por ciento de la población total del país que alberga el área.
En comparación, Jalisco aporta 13 jugadores y Sinaloa ocho; el estado norteño de Coahuila (con 3 millones de habitantes) tiene la misma aportación (cinco jugadores) que toda la zona metropolitana de la Ciudad de México combinada.
Si se incluye a la selección nacional absoluta las cosas no son tan diferentes. De los 23 nombres en la convocatoria de México para el último Mundial, solo tres nacieron en la Ciudad de México o la zona metropolitana, mucho menos que los siete de Jalisco.
En 2014, de los 23 nombres en la lista de Miguel Herrera, había siete jugadores de Jalisco y solo dos (Giovani dos Santos, Diego Reyes) nacidos en el área de la Ciudad de México, aunque vale la pena aclarar que Guillermo Ochoa y Raúl Jiménez crecieron en la gran ciudad.
¿Es todo esto una coincidencia? ¿Ha mejorado la visoria en las provincias? ¿Hay una falta de espacios para jugar en la gran ciudad? ¿Demasiadas distracciones fuera de la cancha para los jóvenes? ¿Es nutrición? ¿La gran altitud en comparación con los estados del norte y el oeste? Es probable que haya una combinación de razones, pero dada las conexiones que deberían tener los jugadores jóvenes en la ciudad, con acceso a siete clubes de primera división, entrenamientos de alta calidad y la diversidad que existe, también es un poco sorprendente.
La otra pregunta es si realmente importa. ¿A quién le importa si la próxima estrella de México viene de Sonora o Satélite, Tampico o Tepito? A fin de cuentas, Hugo Sánchez, Claudio Suárez y Cuauhtémoc Blanco provienen de la extensa metrópolis del valle de México, mientras que Hirving Lozano se encuentra en una trayectoria similar.
Puede ser, pero cuando hay casi dos veces más jugadores (83) en Liga MX de los estados de Jalisco y Sinaloa (población combinada de 11 millones) que la Ciudad de México y el Estado de México (población combinada de 24 millones) la pregunta sobre el tema es válida a nivel liga también.
Así que mientras se debate sobre el formato de la Liga MX, cómo los límites de extranjeros dañan el futuro de El Tri, el sistema del descenso y la calidad de los entrenadores en fuerzas básicas, quizás uno de los temas de que deben hablar un poco más es cómo detectar y luego maximizar el potencial de los jugadores jóvenes en uno de los metrópolis más grandes y potentes del mundo.
ESPN